22/2/13

Cuando las ideas son de acero

Hola de nuevo, todos los días eres el primero al que veo y al último que desearía ver. Recuerda que tienes que desayunar, termina de lavarte.

La misma mermelada de siempre, insípida, grumosa, asquerosa. La única que hay, como esta silla, una solitaria silla para una mesa solitaria. La leche está rancia, no se ni cuando ha caducado, cuando mas la bebo mas siento que me pierdo en un vaso vacío, en un fondo que desaparece.

¿Que hay hoy en la televisión? Siempre olvido que ya no reparten el periódico, llevan meses sin hacerlo y me siguen cobrando como si lo hicieran, el nuevo repartidor hace lo que quiere, espero que lo cambien pronto.

Tengo que dejar de distraerme, tengo que ir a trabajar también hoy. La camisa está amarillenta ya, todas lo están. Incluso las que no son amarillas también lo están. En realidad no importa en absoluto, solo tengo que coger cualquiera de estas camisas y cualquiera de estos pantalones arrugados que me quedan fatal. Tengo que hacer mi trabajo y ya está, volver a casa a descansar. No hay nada más que hacer.

Me queda horrible esta ropa, parezco una mancha gris y amarilla que camina en busca de su propia perdición. Me hace gordo, pero es lo único que me sienta bien, no me veo con otra cosa, me pondré el cinto, como siempre hago. No hay otra manera de encajar en estos pantalones sin que parezca que llevo un saco puesto.

Me pregunto dónde estarán las llaves, aunque podría dejar la puerta abierta, no hay nada de valor, no hay nada que nadie quisiera llevarse de aquí, no hay nada tampoco que yo quisiera conservar de esta casa, pero es la única casa que tengo.

Creo que lo tengo todo, siempre puedo volver si me he olvidado algo, aunque no quiero volver, de hecho nunca he querido venir, pero no me queda otra. No hay otro lugar desde el que partir ni otro lugar al que regresar. Todo el edificio está asqueroso. Ni siquiera puedes apoyarte en la barandilla, siempre esta pegajosa, no quiero saber qué es lo que cubre la barandilla o el pasamanos de la escalera. Será cosa de los vecinos.

Y mis vecinos son también indescriptibles. O tal vez no debería describirlos, no querría ser ellos, no querría ser nadie de aquí, no hay nadie en este edificio solo hay sombras de lo que alguna vez pudo ser una persona. No se cómo he llegado aquí, tal vez solo necesite un poco de suerte.

Si, un poco de suerte lo cambiaría todo.