1/9/13

Escrito alternativo por Truhan

Ya han sido varios los que me recomiendan cambiar de estilo de escritura, mientras veo cómo hacerlo mejor os dejo con la colaboración de un amigo sobre uno ya escrito. La canción del final es para acompañar el texto así que ponedla a la par. ¡A disfrutar la variedad!

La chica cuyo nombre no consigo recordar.

Cuando la conocí, no era más que una muchacha aparentemente corriente, indeseada, quizás algo esquiva y, sobretodo, muy destrozada, en todos y cada uno de los malditos sentidos de la palabra.

Sin embargo, ella nunca antes había sido así. Al menos, eso me quisieron contar sus ojos cuando la vi por primera vez.

Sus tormentos la habían oscurecido. Destruida por el paso del tiempo, su piel ya no recordaba a la de una persona dulce y delicada, sino más bien todo lo contrario. Magullada y dolorida, se endureció a sí misma para poder soportar los golpes que le propinaba la vida. Y casi le gana la partida.

Enferma para siempre y, con la inequívoca idea en su mente de huir lejos de su pasado, reclamó su lugar en parajes inexplorados, con personas y entornos totalmente desconocidos. Personas como yo, que, en aquel preciso momento no podía de parar de preguntarme instintivamente qué era aquello que había caído en mis manos con tanta crudeza.

Transmitía cierta sensación de debilidad pero, al mismo tiempo, desprendía una fortaleza envidiable. Como algo que fácilmente puede romperse en mil pedazos pero que, por el contrario, es capaz de aguantar muchos más golpes que uno mismo.

Y de repente, me miró. Sin rehuir; como una leona distraída que vuelve en sí y te recuerda que, aunque esté herida, sigue siendo una leona orgullosa a la cual no te puedes acercar sin arriesgarte a perder una parte de ti mismo.

Su mirada manifestaba recelo. Estaba justo delante de mí, y sin embargo, parecía no estarlo. Como si su mente residiese en el pasado, Un pasado del cual huía, y que la marcó de tal manera que se hacía visible en su exterior.

Un pasado que, poco después, pude descubrir que se había convertido en su propio presente. Una pesadilla sin fin.

Con el tiempo, fue recuperando su pelaje y su confianza. Incluso le perdió el miedo a su ya mencionado pasado. Consiguió olvidar, y empezó a vivir su propio presente, su propia vida. Logró apartar todo lo ocurrido anteriormente, pasar página. Incluso podría decirse que fue feliz.

Pero desafortunadamente, la indolencia no duró demasiado. Aunque ella pudo parecer la excepción que confirmaba la regla durante cierto período de tiempo, lo cierto es que el ser humano no es capaz de olvidar. No olvidamos, sino que aprendemos, de algún modo, a convivir sin ‘eso’ que tan necesario era antes o que, por el contrario, tanto nos molestaba. Y es tan lógico como triste.

Se acabaron aquellas miradas felices, las risas, la complicidad y los amigos.

La leona había vuelto a sacar los dientes y empezó de nuevo a proteger su territorio. Nadie estaba a salvo de sus dentelladas si se metían donde no debían y, ciertamente, casi cualquier pregunta empezó a suponer una verdadera molestia para ella.

Decidió partir en busca de sus enemigos, dejando la camada huérfana. La leona decidió ir directamente a por el jefe, sin vacilar en su trayecto. Quería acabar con todo, con su tormentoso pasado, lamer sus heridas de una vez por todas.

En esta ocasión, tanto la leona como la camada, podrían morir o malvivir de muchas maneras. La salvación nunca fue una opción para nadie pero, aun así, todos cumplieron con su cometido, aunque ninguno supiese realmente qué había que hacer o cómo habría que actuar correctamente.

Llovieron los días, y la sangre enturbiada que teñía nuestras propias manos se fue diluyendo. Nadie se había molestado en limpiarlas, no queríamos. Sólo el tiempo ha sido capaz de eliminarla casi por completo.

La camada sigue huérfana, ahora quizás limpia, pero huérfana.

Ella nunca regresó, aunque siempre tuvimos la confianza en que lo hiciera. Seguimos teniéndola.

El eco de sus aullidos aún continúa escuchándose en lo alto de las montañas. No obstante, a veces, su tan preciado sonido se hace difícil de distinguir.

Pero continuamos buscando a nuestra leona, nadie ha podido olvidar su nombre. Y, como dicen las malas lenguas, la esperanza es lo último que se pierde.

Si vuelves, que sepas que tu camada sigue defendiendo lo que para ti fue un hogar hace ya mucho tiempo.

Todo esto comenzó con una mentira, pero terminará con una gran verdad.

~Distant memories.

http://www.youtube.com/watch?v=FXIuc8YBkZ8

23/8/13

Y entonces todo cambió

Sabía que este día llegaría, el día en el que no podría aguantar más. Lo he dicho muchas veces, no debéis acostumbraros a mi compañía, no debo acostumbrarme a la vuestra, en cualquier momento nos despediremos y no volveremos a vernos, emprenderé un viaje sin retorno, ni querido ni posible ni necesario.

Aquí estás, un amor no correspondido. A tu lado he permanecido desde que volví a nacer. Tu indiferencia hacia mis sentimientos siempre ha sido algo seguro, algo perfecto para mi marcha. Una persona menos a la que haré daño. Una persona a la que no quiero hacer daño. Una persona que se ha ganado mi corazón pero nunca lo ha querido. El día que lo quiera ya no podrá pedirlo. Dejo mucha gente atrás, gente a la que quiero, gente a la que aprecio, gente de la que me preocupo más que de mi misma. Es hora de partir.

Nadie quiere que me vaya, pero debo irme, el pasado siempre me ha perseguido y es hora de acabar con él. No puede continuar así. Lo que hice no solo me afectó a mí sino también a mi familia. Aún siguen afectados por ello. Sufren por mi causa y es hora de terminar con el sufrimiento. Debo comenzar a pelear por enmendar mis errores. No lo entenderán, no querrán que me vaya. No les dejaré otra opción que dejarme ir.

Le miro una vez más. Duerme plácidamente. Aunque siempre en alerta él nunca se ha alertado por mi presencia, no despierto temor en el sino seguridad. Puedo mirarle desde las sombras y verle perfectamente, se lo que pensarás, te conozco demasiado. Te conozco más que a mí misma. Si te doy una oportunidad nunca dejarás que me vaya.

En mi bolsillo están las llaves de tu casa, adornadas con un muñeco y una figura. Siempre me pregunté por qué la gente adornaba sus llaveros hasta que tú adornaste el mío. Te recuerda una emoción, un sentimiento, una nostalgia por volver a tu hogar, al lugar donde perteneces. Por primera vez en mi vida me hicieron sentir que pertenecía a algún lugar, lugar que abandono hoy.

Me quedaré este símbolo del hogar, necesitaré fuerzas para recorrer el camino que me espera. Aún sigues dormido, mejor así, todos tenemos un destino y el mío no está aquí. Tú te arrepentirás siempre de no haberte despertado hoy pero si lo hubieras hecho me habría ido mañana cuando durmieses.

No hay vuelta atrás. No hay despedida. No hay un último abrazo que compartir. Si lo hiciera no sería capaz de irme. Tú y yo hemos terminado, nunca más nos volveremos a ver. No hemos hecho todo lo que queríamos pero se nos ha acabado el tiempo, es hora de marcharse. Adiós.

Ha sido una noche agotadora pero he descansado perfectamente, me falta ella, tal vez esté en la cocina desayunando…

La chica cuyo nombre no consigo recordar

Cuando yo la conocí no era más que una chica corriente, indeseada, tal vez algo huraña y muy destrozada en todos los sentidos. Sin embargo ella nunca había sido así, solo lo era cuando yo la conocí.Llena de mugre y desolación la hallé y entonces comprendí que esto no venía solo de ayer.

Destruida por el paso del tiempo, sus tormentos la habían oscurecido, su piel ya no recordaba la de una persona dulce y delicada sino dura y escamada para soportar los golpes que venían de todos lados. Magullada y dolorida más de una vez había querido poner fin a todo pero una de ellas casi lo consigue.

Enferma para siempre de la idea de huir reclamó su lugar en parajes desconocidos con gente desconocida, gente como yo que se preguntaba que era aquello que había caído en sus manos con tanta crudeza. Tan débil pero a la vez tan fuerte, la sensación de que fácilmente puede romperse pero puede aguantar más golpes de los que uno mismo ha soportado.

Su mirada era de recelo, ella estaba aquí, delante de mí y sin embargo parecía no estarlo. Su mirada estaba posada en el pasado, un pasado que era su presente puesto que huía de él. Un pasado que la marcó de tal manera que hasta es visible en su exterior. Y de repente me miró sin rehuir la mirada, como una leona distraída que vuelve en sí y te recuerda que aunque herida sigue siendo una leona, que no te puedes acercar sin perder una parte de ti mismo y que es mucho más orgullosa de lo que sus demacrados aspectos podrían hacernos creer.

Con el tiempo fue recuperando su pelaje, su confianza, le perdió el miedo al pasado y al presente pero se olvidó de ambos. Y el olvido es lo que tiene, siempre es pasajero. Y el pasado volvió.

Se acabaron las miradas felices, se acabaron los momentos de risas, los amigos desaparecieron por voluntad propia. La leona había vuelto a sacar los dientes y estaba protegiendo su territorio, nadie estaba a salvo de sus dentelladas si se metía donde no debía y ciertamente era casi cualquier pregunta una verdadera molestia para ella.

Un día partió en busca de sus enemigos dejando a la camada huérfana, intentando valerse por sí mismos en territorio hostil, las hordas de alimañas poblaban los alrededores y la leona había ido a por el jefe. En esta ocasión, tanto la leona como la camada podrían morir o malvivir de muchas formas. La salvación nunca fue una opción para nadie, pero aun así todos hicieron su parte, aunque nadie sabía qué había que hacer.

Con el paso del tiempo, la sangre oscurecida que teñía nuestras manos se fue diluyendo, nadie la había limpiado, solo el tiempo había sido capaz de arrancarla de nuestras manos. La camada seguía huérfana, ahora limpia pero huérfana. La leona nunca regresó pero siempre tuvimos la esperanza de que lo hiciera. Sus aullidos se escucharon en lo alto de las montañas en innumerables ocasiones durante unos años pero después las montañas permanecieron en silencio.

Seguimos buscando a nuestra leona, nadie ha olvidado su nombre, todo esto comenzó con una mentira pero terminará con una verdad. Lo que ya nadie recuerda es el aspecto de la leona. Si vuelves, tu camada sigue defendiendo lo que para ti fue un hogar hace ya mucho tiempo.

8/4/13

Protegida por una serpiente.

La serpiente entra en un bar, se acerca sigilosa a la barra y pide un desayuno. Un camarero intrigado le dice que espere en la mesa que en breve se lo sirven y sin embargo es una excusa para poder mirarla mejor. Como un escaparate en la única mesa libre del bar, justo en el centro, a la vista de todos los demás clientes.

Una mesa habla primero.

-Como para no verla, una fresca seguro, mira como viste y lo que lleva ¡Por favor!

-¿A quién se le ocurre?

Un niño pregunta intrigado a su madre que ocurre con aquella mujer.

-¡Ni la mires! Es pura maldad, mira cómo va vestida de negro y rojo. Son los colores de la sangre y la muerte. Por no hablar de la serpiente…

Un corro de señoras cuchichea.

-Yo en mis tiempos si hacía algo así no me dejaban salir de casa.

-¡Calla que tu padre era un blando! ¡A mí me habrían azotado solo por pensar en eso!

-¿Cómo se pierden tan rápido las buenas costumbres?

El camarero por fin llega con el desayuno. Sin dejarlo aún sobre la mesa hace un par de preguntas a la mujer. Preguntas sin importancia, preguntas para poder estar cerca de ella un poco más de tiempo, recorriéndola con sus ojos segundo a segundo con tanta fuerza que casi se podían oír como sus ojos rasgaban sus vestiduras.

No por estar desayunando iban a parar los comentarios ni mucho menos. Otra mesa no tardó en reaccionar ante la estampa.

-¡Qué asco! ¿Cómo puede desayunar eso?

-Bueno está claro que está en el menú. No veo el problema.

-¡Tú te callas! ¡No es en el desayuno en lo que te estas fijando! ¡Si te conoceré yo!

Su mirada se paraliza, la serpiente, que no había parado de silbar y sacar los dientes, ahora estaba buscando algo o a alguien, algo se acercaba pero ni la serpiente sabía que era.

-¡Hola! ¿Eres nueva aquí?

Un niño sin padres se había acercado a hablar con la mujer, preguntando cosas sin importancia pero con gran valor, un pequeño gesto en un territorio muy hostil. Pasaron un rato hablando, contándose sus venturas y desventuras de los días pasados. Nadie en el pueblo sabe de lo que hablaron, todos se fijaron en la serpiente y lo peligrosa que podía ser.

Sin embargo, nadie movió un musculo para salvar al pobre niño, que no tan pobre y no tan niño fue el único al que la serpiente no enseño sus dientes. Después de un buen rato hablando se despidieron, ella pagó su desayuno, le hizo un regalo al niño y se marchó para nunca volver a ese pueblo.

Muchos años han pasado desde entonces y este hombre sigue llevando la serpiente que aquella mujer le regaló aquel día. Un pendiente convertido en colgante que le había protegido durante toda su vida del resto de serpientes aunque fuesen humanas.

22/2/13

Cuando las ideas son de acero

Hola de nuevo, todos los días eres el primero al que veo y al último que desearía ver. Recuerda que tienes que desayunar, termina de lavarte.

La misma mermelada de siempre, insípida, grumosa, asquerosa. La única que hay, como esta silla, una solitaria silla para una mesa solitaria. La leche está rancia, no se ni cuando ha caducado, cuando mas la bebo mas siento que me pierdo en un vaso vacío, en un fondo que desaparece.

¿Que hay hoy en la televisión? Siempre olvido que ya no reparten el periódico, llevan meses sin hacerlo y me siguen cobrando como si lo hicieran, el nuevo repartidor hace lo que quiere, espero que lo cambien pronto.

Tengo que dejar de distraerme, tengo que ir a trabajar también hoy. La camisa está amarillenta ya, todas lo están. Incluso las que no son amarillas también lo están. En realidad no importa en absoluto, solo tengo que coger cualquiera de estas camisas y cualquiera de estos pantalones arrugados que me quedan fatal. Tengo que hacer mi trabajo y ya está, volver a casa a descansar. No hay nada más que hacer.

Me queda horrible esta ropa, parezco una mancha gris y amarilla que camina en busca de su propia perdición. Me hace gordo, pero es lo único que me sienta bien, no me veo con otra cosa, me pondré el cinto, como siempre hago. No hay otra manera de encajar en estos pantalones sin que parezca que llevo un saco puesto.

Me pregunto dónde estarán las llaves, aunque podría dejar la puerta abierta, no hay nada de valor, no hay nada que nadie quisiera llevarse de aquí, no hay nada tampoco que yo quisiera conservar de esta casa, pero es la única casa que tengo.

Creo que lo tengo todo, siempre puedo volver si me he olvidado algo, aunque no quiero volver, de hecho nunca he querido venir, pero no me queda otra. No hay otro lugar desde el que partir ni otro lugar al que regresar. Todo el edificio está asqueroso. Ni siquiera puedes apoyarte en la barandilla, siempre esta pegajosa, no quiero saber qué es lo que cubre la barandilla o el pasamanos de la escalera. Será cosa de los vecinos.

Y mis vecinos son también indescriptibles. O tal vez no debería describirlos, no querría ser ellos, no querría ser nadie de aquí, no hay nadie en este edificio solo hay sombras de lo que alguna vez pudo ser una persona. No se cómo he llegado aquí, tal vez solo necesite un poco de suerte.

Si, un poco de suerte lo cambiaría todo.

14/1/13

Una chica y un paraguas (parte 2)

Otro día soleado, otro día con mi paraguas. Siempre me protege del sol, aunque también de la lluvia. No llueve mucho aquí así que casi siempre me protege del sol y de nada mas.

No es cierto, también me protege de las miradas, me protege de las personas, un gran paraguas de color negro, encaje, pequeñas aberturas para poder caminar tranquilamente, fuerte y con un brazo y mango robustos, no se doblará por mucho viento que haga y tampoco saldrá volando. Siempre estará a mi lado.

Me encanta pasear junto a mi paraguas, “Kelly”. Así se llama. Kelly y yo siempre paseamos juntas, ella siempre me canta mientras paseamos y sujeta el cable de los auriculares para que no se me enreden en el pelo.

Ajena al mundo lo recorro junto a mi Kelly y mis canciones. Kelly siempre me ha protegido, ni un rayo de sol roza mi piel, ni una sola mirada atraviesa su tela, lo máximo que me puede tocar son los pantalones y zapatos de las personas que pasan a mi lado. Ese es y será todo mi contacto con el exterior. No necesito mas.

¡Es tan emocionante salir a pasear con Kelly! Me imagino las caras y cuerpos de las personas que me voy encontrando por la apariencia de sus pies, por la forma de moverlos, por su calzado, la separación de sus rodillas y tobillos. Mas de una vez me he sentido tentada a mirar quién era porque no sabía si era un hombre o una mujer. Los hombres suelen caminar con las rodillas mucho mas separadas que las mujeres pero no siempre y con tantas mujeres con ropa de hombres me entra la curiosidad en mas de una ocasión.

¿Huh? ¿Quien eres? ¿Quien ha tocado mi paraguas? Tranquila Kelly, puedes esconderte en mi espalda, no pasará nada por mirar. Que curiosa indumentaria, unos vaqueros azules impecables y unas zapatillas de color blanco con líneas rojas, el vaquero tal vez lo lleve demasiado alto o le quede pequeño ya que puedo ver sus calcetines. Parecen de alguna serie de animación o algo, puedo ver un muñeco o algo así. Y las otras piernas so

¡Ah! Vaya me he olvidado de mirar a la cara, siempre me pasa lo mismo, no estoy acostumbrada a cruzar miradas con nadie. Veamos… Son un par de hombres, me sonríen, creo que me han visto varias veces y se preguntaban que aspecto tendría. No creo que me imaginasen así ¿les gustaré? Seguro que si, no hay nadie como yo. Y no puedo verles bien, Kelly cariño hazme un favor y, si ahí, perfecto.

Se están riendo, me pregunto de qué se reirán… ¡Es verdad! Kelly deja de cantar un momento por favor. Ya esta. Parece que les he gustado, creo que me están diciendo algo bonito, o al menos suena así, no se en que idioma hablan. En realidad no se en que idioma habla nadie de aquí, es lo que tiene pasear sin rumbo ni descanso, ni siquiera se dónde estoy.

No se que han dicho pero parece que les ha gustado verme, se despiden con la mano, se giran y se van. Solo han hablado ellos pero ha sido gracioso, que curioso parece que ellos están mas interesados en ellos mismos que en los demás.

¡Oh! Hahahaha no me esperaba eso, supongo que les ha gustado mi compañía pero creo que van a disfrutar mucho mas de su propia compañía. Tal vez debería mirar un poco mas arriba de vez en cuando. Me he quedado pensando en esos labios ahora…

Bueno Kelly sigamos con nuestro viaje ¿de acuerdo? Eso es, sujétame esto por favor… Gracias, ya está. ¡Nos vamos!