22/6/09

Cuando las cosas se ponen feas…

Di que es culpa de otro. ¡No! ¡No me hagáis caso justo ahora! Esperad un momento. Lo gracioso del asunto es que muchas veces no tienes que hacerlo, por ejemplo, tu jefe le tiene manía a alguno, pero tu tienes la culpa, dices que no has sido tu, pero que el sabe quien es.

Sin decirle nada, el sabrá quien es, y con sus poderes de adivinación será capaz de vislumbrar la silueta del subordinado que le cae mal. ¿A que viene esto? Pues me refiero a lo que se dice y lo que se entiende que se dice.

Todos presuponemos cosas, sobretodo cuando nos conviene. Y es que la conveniencia proviene de la necesidad de saber, aunque en realidad no sabemos nada. Imaginamos lo mejor, aprendemos lo peor y nos montamos una buena historia, por suerte muchos salen de su verdad y entran en otra. Lo cual no quiere decir que se acerquen a la realidad o se alejen de ella.

Hay tantas cosas relativas que cuesta mucho descubrir lo que ni hace y lo que se deja de hacer, que esta bien y que esta mal, que es blanco y que es negro; y en esta vida de grises, ¿quien es capaz de trazar la línea? ¿Que cosa serias incapaz de hacer nunca? ¿Que harías por salvar a quien amas?

Si la respuesta a las preguntas se contradice no hay nada de malo en ello, lo correcto y lo incorrecto no siempre están claros. Si eres de los que saben que nunca traicionarían sus ideas, y las respuestas que has dado, tienen coherencia entre si, felicidades: no eres humano.